La tragedia subterránea:
Los resentidos consumidores de panfletos marxistas y discursos de traidor fallecido, los delincuentes que medran y usan sus espacios para defecarse en la poca decencia que queda en el país, no perdonan que la UCV no les haya permitido ganar ninguna elección. Por eso la acosan, la asfixian, permiten que los monstruos ensucien y roben, asalten y violen, que la manchen con sangre. Han incendiado la biblioteca de la Escuela de Derecho destruyendo documentos y libros importantísimos, fruto de arduo trabajo de gentes que nunca se imaginaron que llegaríamos a esto. Han destrozado el laboratorio del Instituto de Medicina Tropical y robado computadores y discos duros donde se guardaba data de años de estudios científicos, de experimentos que seguramente harán retroceder lo que tanto esfuerzo había costado avanzar. Se llevaron equipos y hasta muestras biológicas que según dicen algunos expertos, podrían ser peligrosos para los mismos delincuentes. Vaya Ud a saber dónde los habrán dejado. Si hasta ahora, a los miserables Pranes que desgobiernan no les ha importado la cantidad de neonatos fallecidos en el hospital de Cumaná, en la Concepción Palacios, los niños enfermos del JM de los ríos, ni que todo un país esté pasando hambre, ¿Cómo les va a importar lo que suceda en ése acertijo alergógeno que no han podido invadir con su maldita revolución?
Harán falta unos setenta años para erradicar de la sociedad la maldad que le inyectaron estos energúmenos.